El hecho generó reacciones variadas, dado que mientras hay quienes se manifiestan a favor, como forma de cerrar un nefasto capítulo en la historia del Uruguay y como repudio a la violencia vivida sin hacer alusión especial a ninguno de los dos bandos, también hay voces en contra, que reprochan que no sea un "nunca más al terrorismo de estado" y sostienen que la vuelta de página no puede darse simplemente por decreto mientras haya impunidad para los militares responsables de la captura, tortura y muerte de muchos detenidos.
Han pasado treinta y cuatro años del golpe de estado que interrumpió la vida democrática del país y lo sumergió en doce años de miedo y terror. Tal vez este acto, que reunió a miembros de todos los sectores políticos, sea una señal de que es hora de dejar de sufrir por el pasado y mirar hacia adelante, hacia un futuro mejor en democracia y paz. Si bien las heridas aún abiertas no hacen de esto una tarea fácil, ha quedado claro que hay voluntad de lograrlo.
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