El cine uruguayo no tiene efectos especiales sorprendentes, ni presupuestos excesivamente altos. En su lugar, cuenta historias que conmueven a sus espectadores y lo convierten en un cine de muy buen nivel internacional. La nueva película de Enrique Fernández y César Charlone, El Baño del Papa, no es la excepción.
Seis premios en el festival de cine de Gramado ganó la nueva película Uruguaya El Baño del Papa. Cuenta una historia basada en la visita real que hizo el Papa a Uruguay en 1988. Durante la misma, todos los habitantes de Melo creyeron ver la oportunidad de sus vidas de hacerse ricos vendiéndoles comida a las supuestas decenas de miles de personas que iban a visitar esa ciudad.
Esta no es la primera vez que una película uruguaya recibe elogios por parte de la comunidad de cine internacional. Whisky (2004) ya había recibido varios premios. Quien vio la película francesa El Cantante (con Gerard Depardieu y Cecile de France) puede notar una cierta similitud entre ambas, no en su argumento, sino en su estilo de películas cuya trama se reduce a una pequeña historia de vida para nada trascendental salvo para quien está involucrado en ella.
La industria uruguaya de software está en constante expansión. Aún cuando es una pequeña porción del PBI si la comparamos con la producción agrícola y ganadera, Uruguay exporta seis veces más software que Brasil y tres veces más que Argentina y Chile a más de 50 países.
Cuando se habla del "Uruguay Productivo", se suele pensar en una visión tradicional de país productor agrícola y ganadero. Sin embargo, desde fines de los 80 Uruguay viene desarrollando su industria de software. Uruguay ha sido, con Argentina, el primer país latinoamericano en crear una carrera de ingeniería informática en 1967 cuando este tipo de formación no existía en ese momento más que en Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Japón.
En 1989, Uruguay exportó solo 250.000 dólares en materia de programas informáticos. En 1998 llegó a exportar 60 millones de dólares. En 1999, esa cifra ascendía a 74 millones de dólares. Hoy supera los 100 millones de dólares y el objetivo que se fijó el sector es llegar a 500 millones de dólares en 2010. Aún así, todavía esta lejos de los 1500 millones de dólares que exporta Israel o los 5000 millones de dólares que exporta Irlanda anualmente. No sólo no hay desocupación en la industria del software uruguayo, sino que el principal problema que enfrenta el sector es que la demanda de empleo supera a la oferta de recursos humanos preparados.
El verdadero concepto de Uruguay productivo, adaptado al contexto del siglo XXI, es el de un país que se encuentre a la vanguardia en materia de tecnología, con gente altamente cualificada para llevar adelante una industria de software que compita a nivel internacional.
Entre 2002 y 2003, el Uruguay tuvo un pico de emigración causado por la devastadora crisis económica que afectó a la región. Decenas de miles de uruguayos se iban del país en busca de mejores oportunidades laborales en otro lugar. Recientemente, Netgate lanzó una campaña publicitaria en la que promociona una forma de combatir el desempleo y la emigración.
Cuando se habla de trabajar por internet, la creencia popular es la de hacer dinero fácil leyendo correos electrónicos, haciendo clicks en anuncios de publicidad o similares. Quienes teletrabajan o dan cursos de capacitación para hacerlo dicen que no hay nada más alejado de la realidad.
El trabajo a distancia con tecnologías de la comunicación (TICs), conocido como teletrabajo, si bien tiene las ventajas de poder trabajar desde cualquier lugar con una conexión a internet y con total flexibilidad horaria, requiere constancia y disciplina para quienes quieran ser sus propios jefes. El trabajo no se hace solo ni lo hace la computadora por el usuario, sino que requiere muchas horas de dedicación y empeño para lograr buenos resultados y competir con otros teletrabajadores a nivel mundial. Para teletrabajar solo se necesita una computadora con acceso a internet y una idea concreta del servicio o producto que se va a vender. Entre los más comunes se encuentran el e-commerce (venta de productos a través de sitios de comercio online como eBay.com) , diseño gráfico, diseño web, traducción de idiomas y soporte técnico, entre otros.
En Uruguay, muchos han optado por el teletrabajo, ya sea además de sus trabajos convencionales o de forma exclusiva. Ganan un promedio de 700 dólares mensuales y le dan al país un ingreso total de 190 millones de dólares anuales. Quienes se encuentren interesados en el tema pueden asistir a las charlas de capacitación brindadas por Netgate, conversar con otros teletrabajadores en un foro sobre el tema o simplemente buscar en Google más información al respecto.
Un tema eternamente polémico se debate con fuerza en el Uruguay: la despenalización del aborto. Mientras algunos se oponen rotundamente a ella en defensa de la vida del nonato, otros defienden la libertad de la mujer o la pareja de tomar la delicada decisión. Tanto defensores como opositores alegan proteger un pilar fundamental de los derechos humanos.
El aborto existe y ha existido siempre en todas las sociedades. De manera legal o clandestina, muchas mujeres deciden diariamente poner fin a sus embarazos. Uruguay se encuentra entre los países en los que el aborto es ilegal, salvo excepciones de violación o peligro en la salud de la madre o el feto. Chile es el único país de Sudamérica en el que el aborto es ilegal sin excepciones.
De acuerdo a algunos antropólogos, hay evidencia que sugiere que desde hace siglos se vienen perfeccionando métodos abortivos tales como el uso de instrumentos afilados, la aplicación de presión abdominal o el consumo de hierbas que induzcan un aborto espontáneo.
Activistas denuncian que en América Latina la cifra de mujeres que recurren a hacerse un aborto de forma clandestina asciende a varios millones por año (se habla de entre 30.000 y 150.000 en Uruguay). Dentro de esta enorme cantidad, algunas mujeres lo pagan con dinero en una clínica mientras otras no tan pudientes lo pagan con su vida al introducirse ellas mismas elementos punzantes.
Varios estudios hablan del efecto que tiene la despenalización del aborto al bajar las tasas de criminalidad, la mortalidad de mujeres jóvenes e increiblemente la cantidad de abortos por año.
Hace poco fue encarcelada una joven de 19 años por practicarse un aborto clandestino. Ante un tema tan delicado, lo menos que puede hacer la sociedad con una mujer que llega a la dificil decisión de quitarse voluntariamente un embarazo es darle cierta comprensión y misericordia en lugar de mandarla presa, con lo que significa estar preso hoy, hacinada en un lugar inhumano por haber cometido el "error" de no querer cargar sola con algo que le cambia radicalmente la vida a cualquier mujer.